A sus 98 años recién cumplidos hoy, recuerdo a Fina García-Marruz con su delicada figura y el modo suave de expresarse. En ocasiones, cuando la he escuchado conversar en alguna tertulia sobre todo en el Centro de Estudios Martianos, parecía como distante. Pero más bien era el pensamiento que volaba por su respetada obra, por la del amado esposo Cintio Vitier y la de aquel por cuanta devoción han sentido ambos: nuestro José Martí. De ella todos los cubanos que llevamos un poco de las tradiciones literarias nacionales conocemos de su nombre en la cultura cubana e internacional. Ahora prefiero tenerla como siempre: la poetisa e investigadora literaria de estirpe, la mujer del matrimonio perfecto ese que tanto he valorado, la madre devota que dio a la vida y también a la cultura dos hijos Sergio y José María Vitier, joyas de la música de Cuba y el mundo.
(Sonia Sánchez)
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